Desde bebés nos han hecho creer cosas que no son ciertas. Los ejemplos más claros son Santa Claus y el ratón de los dientes, pero hay mentiras que aún rigen nuestras vidas sin que nos demos cuenta. Alguna vez una maestra nos dijo que no éramos inteligentes, alguna tía nos dijo que era necesario maquillarnos o ser delgados para encontrar pareja, otra persona nos dijo que sin dinero no seromas nada, o que si seguíamos una carrera artística moriríamos de hambre. Algunas mentiras las logramos refutar cuando la vida nos enseña lo contrario, otras, las seguimos creyendo, las reforzamos y nos convertimos en ellas.
Nacimos siendo artistas, de pequeños creábamos dibujos que superaban los limited de la imaginación, trazábamos garabatos que ni al mismo Picasso se le hubieran ocurrido, y construíamos mundos enteros en nuestras cabezas. Todo eso hasta que alguien llegó a decirnos «así no es». Probablemente esa persona no tenía idea de lo que era el arte, pero la considerábamos una autoridad, alguien que sabía «cómo eran las cosas». Ese día aprendimos que no éramos buenos artistas y que teníamos que colorear dentro de las líneas. Le hicimos caso a la mentira y perdimos nuestra creatividad. Empezamos a seguir el estatus quo y dejamos de crear mundos.
Esto pasa con la mayoría con la mayoría de las cosas que la gente cree que sabe sobre sí misma. En algún momento recibieron una opinión externa y se la creyeron. Desde ese día han dejado que su vida se rija por mentiras como: «tengo que usar maquillaje para verme bien», «tengo que tener un auto caro para que la gente me respete», «tengo que tomar para pasarla bien», «no soy suficiente», «soy malo para las matemáticas» «tengo déficit de atención» «no te puedes nutrir sin carne». Si repetimos una mentira suficientes veces, ésta se convierte nuestra realidad, pero es sólo una ilusión.
Vivir en la ilusión
Conócete a ti mismo
-Escrito en la entrada del templo de Apolo
La mayoría de la gente vive en la ilusión, los hinduistas le llaman «maya», los budistas Sonya y el fundador de la psicología analítica Gustav Carl Jung le llamaba el inconsciente colectivo. Los toltecas le llaman «el mitote», y dicen que la mente es como un mercado donde todos están gritando al mismo tiempo, pero nada se escucha. Es difícil ver quiénes somos de verdad cuando hay tantas voces opinando sobre cómo deberíamos ser y cómo deberíamos vivir. Es por esto que las grandes filosofías están basadas en «la búsqueda de la verdad». La verdad se encuentra en el autoconocimiento.
¿Cómo encuentro la verdad?
La mejor manera de encontrar la verdad es vivirla en acción, palabra y pensamiento. Esto requiere una constante observación de ti mismo.
La meditación nos ayuda a conocernos porque nos permite observar nuestros pensamientos. Procura observar tus pensamientos y preguntarte ¿este pensamiento es verdadero?, antes de que hables, piensa si lo que vas a decir es verdadero, necesario y gentil. Poco a poco eliminarás las mentiras para llegar a tu verdad.
Verdad relativa vs. verdad absoluta
Si te diera un carrito de juguete, ¿te divertirías con éste? Probablemente no, pero a un niño le encantaría. ¿Es un objeto divertido? Para el niño si, para ti no. Esto es la verdad relativa. Por ejemplo, el frío y el calor; el frío de la Ciudad de México podría ser el verano de un ruso. O la belleza, algo que te parece hermoso, a alguien más le podría parecer horrible. En conclusión, las verdades relativas cambian dependiendo del tiempo y el lugar, es decir, son opiniones, y por lo tanto, todas pueden ser verdaderas para alguien. Por esto, las debemos respetar mientras protegemos nuestro ser de aquellas que podrían ser dañinas. (quitaría lo de mayor poder está en no tener opinión porque confunde)
Existe la opinión de que hay que tener una opinión para todo, de que siempre hay que tomar un bando. La verdad es que a veces es mejor no opinar nada y continuar tu vida sin tomar un bando, sin gastar tu energía en discusiones triviales. Existe un gran poder en no opinar.
La verdad absoluta es lo natural, lo que estamos viviendo en cada preciso momento. La verdad absoluta es que somos vida, somos esa fuerza que continúa infinitamente y se transforma en miles de formas. La verdad absoluta nace en nuestro centro y nos dice que somos perfectos, como el universo, si este no lo fuera, no existiríamos.
¿Para qué sirve la verdad?
Cuando le mientes a los demás, te mientes a ti mismo, y al mentir te dejas de amar tal y cómo eres, te dejas de aceptar y das a conocer un lado tuyo que no existe. Mentir es vivir en la ilusión de que si dices la verdad, la gente no te aceptará, cuando la realidad, quien no se acepta eres tú.
Mentir es innecesario porque la verdad siempre encuentra la luz. Si cometiste un error, tus siguientes actos revelarán la persona que eres.
Decir la verdad es el mayor acto de aceptación. Una vida construida en la verdad, es una vida plena.
Satya
Decir la verdad «satya» en sánscrito es una de los yamas (metas) de la yoga. De acuerdo a los Yoga Sutras de Patanjali (2.36), «la persona que està establecida en la verdad (Satya) tiene el poder de manifestar todo lo que dice». En otras palabras, si siempre dices la verdad, lograrás todo lo que te propongas. Suena mágico, pero es muy simple, si siempre dices la verdad, te aceptas tal como eres y la gente confía en ti.
¿Dónde empiezo?
«La verdad nos hará libres»
Jesús
Para vivir la verdad, acéptate tal y como eres, medita y observa tus pensamientos, pregúntate si son ciertos. Haz lo posible por siempre cumplir tu palabra. Mientras más honesto seas, más confiarán las personas en ti y más cerca estarás de lograr todo lo que te proponga. Jesús decía que «La verdad nos hará libres». Cada vez que te deshaces de una mentira como «no soy lo suficiente» o «no puedo» te estás deshaciendo de una de las cadenas que te detienen a ser tu mejor versión, el ser que eres en realidad.